El integrante de H.I.J.O.S. acusado de matar a su madre confesó en una entrevista en la cárcel y dijo: “No sé si estoy arrepentido”
Fernando Albareda itió el crimen y culpó a Susana Montoya por la desaparición de su padre y por no haberlo ayudado cuando sufrió abusos en un internado
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CÓRDOBA.- “Agarré una soga, se la envolví en el cuello y la ahorqué, diciéndole que me había dejado sin padre, que me había hecho pasar un momento terrible de mi vida y que se estaba metiendo con mi familia". Eso itió Fernando Albareda, integrante de la agrupación H.I.J.O.S. y, hasta ese momento, y funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que en agosto de 2024 mató a su madre, Susana Montoya. “No sé si estoy arrepentido”, añadió.
Albareda habló con La Voz del Interior desde la cárcel de Bouwer donde está preso desde pocas horas después del crimen, cuando los investigadores sospecharon de que él era el victimario, aunque inicialmente él intentó instalar la hipótesis de que los homicidas podían estar vinculados a los grupos que, durante la dictadura, habían secuestrado y asesinado a su padre, y que a amenazas que, por ese motivo, había recibido en tiempos recientes.
Hace diez días Albareda quedó a las puertas del juicio por el crimen de su madre, acusado de ser el autor material del homicidio ocurrido el 2 de agosto del año pasado. La Cámara de Acusación de Córdoba confirmó su prisión preventiva y rechazó todos los planteos de nulidad presentados por la defensa.
En la entrevista contó que su madre había prometido darles a sus nietos la indemnización estatal de $76 millones que recibiría por la desaparición forzada de Ricardo Albareda durante la dictadura. Pero el acusado afirmó que poco antes del cobro ella se arrepintió y decidió que ayudaría económicamente a su otro hijo, Ricardo.
“Ella me dijo que iba a comprarle un terreno, una pieza con un baño. Mi hermano tiene 46 años y nunca trabajó. Siempre vivió de ella. Yo sentí que eso era injusto”, declaró. “Le pregunté si estaba segura de lo que iba a hacer, si de verdad no les iba a dar nada a mis hijos. Me lo confirmó, y yo me repetía en la cabeza ‘con mis hijos no, con mis hijos no’...”, agregó.

Después de detallar cómo la había matado, sostuvo: “No lo sé. No sé si fue justicia. No sé si estuve bien. Estoy todavía en esa noche”. Precisó que eligió el momento porque sabía que su hermano no estaba en la casa y itió que había dejado su auto a varias cuadras de la casa para “no quedar pegado”. Aseguró: “No hubo premeditación emocional, pero sí me preparé”.
“Pido que se sepa la verdad. Que no se queden solo con lo que dice el fiscal. Que alguien intente ponerse por un segundo en mi lugar”, dijo en un momento de la entrevista, en la que repasó que después de la desaparición de su padre fue internado en un instituto de menores por decisión de su madre y su abuelo. “Sufrí abusos de parte de un profesor. Mi mamá lo supo, se lo escribí en una carta, y nunca me pidió perdón. Jamás me miró a los ojos”, relató.
También señaló: “Todos los días preguntaba por mi papá y me respondían que se había ido, que tenía otra mujer. El mismo discurso que decían los milicos”.
Años después, como integrante de H.I.J.O.S. -organización a la que pidió “disculpas” por sus acciones- descubrió que su padre era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y que había sido torturado y asesinado por la dictadura. Apuntó que ni su madre ni sus hermanos firmaron las presentaciones en la Justicia.
“Lo de mi mamá no empieza esa noche. Empieza muchos años antes, cuando me dejó sin papá, cuando no me defendió, cuando me encerró y me dejó solo”, planteó.
El padre de Albareda fue secuestrado la noche del 25 de septiembre de 1979 por integrantes del Departamento de Inteligencia de la Policía (D2); lo llevaron al centro clandestino de detención conocido como Casa de Hidráulica, en Punilla, donde lo torturaron y asesinaron.
Después de la desaparición de su marido, Montoya formó pareja con el excoronel Rodolfo Campos, que en diciembre de 2009 fue condenado a prisión perpetua por la Justicia Federal cordobesa por el secuestro, asesinato y desaparición de Ricardo Albareda.
La investigación
Inmediatamente después de crimen, Fernando Albareda dijo que había encontrado el cuerpo de su madre en el patio de su casa, en el barrio Ampliación Poeta Lugones, con signos de violencia: golpes en la cabeza y un corte aparentemente realizado con un arma blanca. Además, dio cuenta de una pintada escrita con lápiz labial en una pared: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos”.
El informe técnico del Área de Grafocrítica de la Policía Judicial estableció que “los manuscritos obrantes en la pared de la casa de la víctima presentan grafocinetismos afines con algunos de los grafismos de los anónimos analizados con motivo de las amenazas denunciadas el 8 de diciembre del año 2023 por el imputado, presentando ambas características similares a las de Fernando Armando Albareda”.
Las imágenes de una cámara de seguridad cercana a la casa de Montoya registraron la llegada de Albareda a las 20.30 del jueves 1 de agosto. Iba solo, a pie. También quedó grabado a las 22.20, cuando salió por la misma puerta.
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