Richard Kirton apostó a las uvas después de vivir varios años en Reino Unido y trabajar en Petersham Nurseries, un vivero y restaurante orgánico exclusivísimo de Richmond.
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“A los quince minutos de terminar la carrera y recibirme de ingeniero agrónomo ya estaba tomándome un avión a España”, cuenta Richard Kirton, mentor de la bodega que lleva su apellido. “Di vueltas por el mundo durante un par de años e hice un trekking de tres semanas por los Himalaya. Cuando volví a la Argentina, trabajé en la industria forestal en Concordia, pero estábamos en dictadura y nada me cerraba... Entonces me fui de vuelta a Estados Unidos y terminé en Inglaterra, donde pasé 25 años”, agrega este argentino, nieto de ingleses, que honra sus raíces con sus formas amables y mesuradas, además de con su aspecto.
Bodega Kirton está en el sur del valle de Traslasierra, en Luyaba, Córdoba, dentro de La Sophia, una finca que expone el esplendor del bosque nativo con algarrobos, talas y decenas de hierbas como menta, peperina, poleo y burrito. Se trata de un campo de 100 hectáreas con 30 que fueron loteadas. Aquí vive Richard (a 500 metros de la plantación de viñedos y la bodega) y también algunos vecinos.


Criado en Belgrano R, Richard es un hombre de mundo que, en Inglaterra, se apasionó por las plantas nativas. Allí tuvo una esposa y una hija que le dio tres nietos. Allí también trabajó y estuvo al frente de Petersham Nurseries, un vivero y restaurante orgánico exclusivísimo de Richmond, que tiene estrellas Michelin y lo llevó a cruzarse con personalidades como el rey Carlos. Aunque Richard no cuente mucho y sea discreto, como todo inglés que se precie.
Mientras convida una copa de Syrah, cuenta que, tras un breve paso por Salta, hace 15 años recaló Córdoba y antes de hacer vino, incursionó en las hierbas aromáticas, en los nogales y tuvo un restaurante, Peperina. “Me gustaba tomar vino y me pareció que era algo divertido para hacer”, agrega sobre la apuesta que hizo con su hermano John, que es su socio y está radicado en Panamá.
Hace once años plantó las primeras cepas de Syrah que se dan muy bien en esta zona calurosa, a 700 metros de altura sobre el nivel del mar. Estratégico, esquivó el Malbec “porque le aburría y porque nunca iba a estar a la altura del de Mendoza”. Al principio vinificaba en Bodega Araoz de Lamadrid y hace cuatro años tiene bodega. “Las abejas son grandes devoradoras de uvas, sobre todo cuando el monte no tiene flores para distraerlas”, comenta mientras acomoda una malla protectora.

Asesorado por Federico Zaina, un enólogo de Valle de Uco, produce 10.000 botellas anuales de Botane, que en griego significa botánica y hace alusión al aporte fundamental del bosque nativo a este terruño. Su producción siempre es en base al Syrah que puede derivar en un rosado que el año pasado ponderó el crítico Tim Atkin. “Al haber apostado al Syrah tenemos un nicho. No en todos lados son buenos… Los nuestros me gustan porque son más frutados, aromáticos y fáciles de tomar que los de San Juan o Mendoza. No apuntamos a vinos con mucha madera, ni vainillas y chocolates”, resume y cuenta que también está incursionando en un Tempranillo, un Tannat y un Bonarda.
Datos útiles
Bodega Kirton. Recibe en un campo con monte lindísimo, bodega y sala de degustación atendida por su dueño, Richard Kirton. Con reserva. Vende su línea Botane en vinotecas y hace envíos a todo el país. Lunes a sábado de 9 a 13 y de 18 a 20 horas. RP 14, Km 157, Luyaba, Córdoba. T: (3544) 58-3053. IG: @bodega_kirton
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