Después de años de vivir en un departamento, un joven matrimonio se mudó a un chalet de estilo americano de los 2000. Primero inquilinos, después dueños, lo primero fue darle su impronta e incorporar un espacio independiente para recibir invitados.
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Ubicada en un exclusivo barrio privado en Hudson, rodeada de verde y con unas vistas privilegiadas al campo de golf, la casa estaba en muy buen estado cuando sus nuevos dueños la compraron. “Ellos ya vivían ahí. Alquilaban y decidieron comprar, pero querían darle su identidad”, cuentan Facundo Salsa y Eleonora Vasiliadis, arquitectos de Estudio Mastres responsables del proyecto.

La reforma se centró en lograr un estilo homogéneo en toda la propiedad, que hablara el lenguaje de una pareja joven con dos niñas pequeñas.
Con la premisa de proyectar el diseño con todo el mobiliario existente, el desafío fue doble: darle personalidad y hacerlo en tiempo récord. Tres meses fueron suficientes para darle un nuevo aspecto y funcionalidad.

“Los clientes fueron muy respetuosos respecto al diseño original, sus requerimientos estuvieron bien claros al comienzo y los cambios fueron mínimos”.
El corazón de la casa
El quincho forma parte de un proyecto de remodelación integral y refuncionalización de la vivienda que tiene casi 300 m2 distribuidos en tres plantas.

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Facundo Salsa y Eleonora Vasiliadis, Estudio mastres.
“Querían un lugar independiente pero adosado a la casa y de fácil ”, cuentan Salsa y Vasiliadis que ya habían hecho varias remodelaciones en el barrio. Para generar diferentes situaciones, se trabajó en áreas que pudieran funcionar en conjunto o de manera separada según la ocasión.

“La elección de las carpinterías fue jugada porque queríamos un diseño particular y demoraba bastante. Desarrollamos toda la obra y eso fue lo último que pusimos”.
Elegancia y calidez
Con una superficie cubierta de 25 m2, los pedidos de los clientes incluían que haya un área de descanso con TV y sillones y un comedor elegante. “No querían un quincho rústico”, confiesan los arquitectos.

A diferencia del resto de la casa, que recupera muebles que la pareja tenía de su vida en departamento, el quincho incorpora mobiliario diseñado a medida.

Un acierto sutil fue la elección de empapelados tipo lino: con una textura agradable al tacto aporta un efecto “más cálido que la pintura normal”.
“Para ellos eran muy importante las visuales”. Ese fue el punto de partida para las modificaciones estructurales: pisos, aberturas y área de jardín.

Para proteger el quincho del sol directo, se colocaron toldos automatizados en color visón que marcan la carpintería nueva sin afectar la fachada trasera de la casa.

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