El repudiable ataque a Uribe
3 minutos de lectura'
El condenable atentado del que fue víctima en Bogotá el senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay, uno de los más votados de la pasada elección, retrotrae a situaciones de violencia como los magnicidios de los años 80 y 90 que Colombia aspiraba a sepultar definitivamente, y que las explosiones y ataques narcoterroristas ocurridos ayer, especialmente en Cali, reactivaron.
Los colombianos han venido transitando una peligrosa pendiente en la que se ha perdido toda moderación. El discurso del presidente Gustavo Petro, centrado en la ofensa a quienes no comulgan con el relato oficial, abonó el terreno para que algún intolerante se sintiera empoderado para pasar de las palabras a los hechos. La pasión por las causas políticas no puede conducir a una degradación expresada en el odio de los mensajes y mucho menos en el silenciamiento de voces disidentes.
Proveniente de una familia con tradición política, Uribe Turbay es una de las figuras más importantes de la derecha colombiana de los últimos tiempos. A los 39 años, ha sido concejal, secretario de Gobierno de Bogotá, candidato a la alcaldía de la capital y senador. En estos cargos sus posiciones han tenido un común denominador: una fuerte oposición a las políticas del presidente Petro.
Su atacante, un sicario de tan solo 14 años, finalmente apresado, aprovechó que, tal como muestran videos, el senador estaba desprotegido en sus flancos y zona trasera. El presidente Petro solicitó una investigación exhaustiva que empiece por los escoltas de Uribe, la policía y la Unidad Nacional de Protección (UNP), que es la entidad que coordina todos los servicios de protección y escolta.
Mientras Uribe Turbay pelea por su vida en estado crítico, es indispensable que las autoridades actúen y establezcan rápidamente quién está detrás del cobarde ataque, qué estructuras lo facilitaron y cuál es su motivación. Este episodio obliga al Gobierno a tomar de inmediato decisiones que garanticen la seguridad de todos los candidatos presidenciales y de aquellos opositores que ocupan lugares destacados. Resulta inisible que este caso quede sin responsables.
El artero atentado contra el senador Uribe es una embestida a la sociedad colombiana y un ataque directo a la democracia. Su padre agradeció las muestras de solidaridad y reconoció que su hijo ha logrado unir al país en una sola voz que repudia la violencia para que Colombia vuelva a ser un país seguro, con paz y tranquilidad para todos. Pensar distinto jamás debe costarle la vida a nadie.
