Aprender de lo aprendido
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Desde 2016 las pruebas Aprender evalúan los aprendizajes en diferentes grados de los niveles educativos primario y secundario. Reconocer el alcance de los aprendizajes es valioso para el docente, al tiempo que evaluar los estándares nacionales permite definir y ajustar políticas educativas. Se conocieron días atrás los resultados correspondientes a 2024 de estas evaluaciones, que confirman una realidad muy poco halagüeña ya detectada en ediciones anteriores. ¿Estaremos entendiendo la situación que arrastramos desde hace décadas?
Con foco en los terceros grados de todo el país, la última edición de las pruebas Aprender, realizada en noviembre pasado en 4178 escuelas del país elegidas aleatoriamente, refleja la crisis estructural que atravesamos. Solo el 45% de los alumnos de escuelas primarias alcanzan el nivel de lectocomprensión esperado al finalizar tercer grado; el 24,5% está “en proceso” de alcanzarlo, mientras que el 30,5% está “significativamente rezagado”. Se aclara que los datos no son comparables, pues toman seis niveles de desempeño, y no cuatro como en anteriores evaluaciones, y que fijan por lo tanto una nueva línea de base.
Muchos advierten cierto afán por no difundir los resultados desagregados por escuela, lo cual permitiría a los padres saber dónde se ubican comparativamente sus hijos y exigir mejor respuesta docente. El profesor Edgardo Zablotsky, miembro de la Academia Nacional de Educación, sostiene desde hace años que se debe modificar el artículo 97 de la ley nacional de educación, que prohíbe la publicación de resultados cuando permitan individualizar a la institución educativa con el supuesto fin de “evitar la estigmatización”. Lo cierto es que se trata de una decisión política que impide tanto exigir mejoras, afirma, como reconocer los esfuerzos en contextos adversos que marcan diferencias.
El Observatorio Argentinos por la Educación alertó respecto de que, en el nivel nacional, tres de cada diez alumnos están “significativamente rezagados” y uno de cada diez no sabe leer. El impacto de la brecha del nivel socioeconómico se observa en los mejores resultados alcanzados por alumnos de escuelas privadas por sobre los de las estatales, con menores diferencias entre las rurales y las urbanas, pero con grandes asimetrías entre las provincias. Los mejores desempeños correspondieron a Formosa (63,6%) y Córdoba (58,8%), seguidas por CABA (55,5%). Los peores corresponden a Chaco (34,2%), San Juan (37%) y Misiones (38%).
La especialista Victoria Zorraquín apunta que el cerebro viene cableado para hablar, pero que no se aprende a leer solo. El error ha sido enamorarse de teorías infundadas y contrarias a la ciencia de la lectura, reflexiona en su libro No aprendimos nada. Otro especialista, Manuel Álvarez Trongé, plantea que hemos naturalizado la tragedia educativa y que debemos asumir un compromiso activo votando mejoras que hagan de la educación una prioridad, como han hecho con éxito otros países.
El Plan Nacional de Alfabetización, lanzado en 2024 y suscripto por todas las provincias, es solo un paso. Necesitamos un contrato social que nos agrupe en torno del impostergable objetivo de educar. La alfabetización es la ventana a todos los aprendizajes.
